Guillermo se encuentra dando un paseo con su amigo Nicolás.
– ¡Hace tanto calor en la ciudad en verano, y es tan pegajoso! – dice Guillermo- . Tengo una casa en el campo. ¿Por qué no te vienes el próximo fin de semana?
– Ah, el campo- suspira Nicolás- ¿Es como una granja?
– Si, digamos que si- continúa Guillermo-. Solía ser una granja hace ya mucho tiempo.
– Qué bien- dice Nicolás. Cuando yo era niño, en Rusía, vivía en una granja. Había vacas y cerdos, y era como si fueran mis amigos. Será bueno alejarse de esta calurosa ciudad y estar de nuevo en una granja.
– Te gustará. Es un sitio muy apacible- dice Guillermo-, bonito y tranquilo. No hay coches, ni siquiera animales.
Nicolás se vuelve de repente menos cordial y se queda mirando al frente fijamente, respirando con dificultad, durante casi un minuto.
– No- susurra al final en voz baja- No puedo. Gracias por tu amable ofrecimiento. Me gustaría, pero no puedo ir.
¿Por qué a Nicolás le aterroriza el simple hecho de pensar en la casa de campo de Guillermo?
PISTAS:
– El pasado de Nicolás es significativo? SÍ
– ¿Ha estado sometido a torturas o malos tratos en una granja en Rusia? No
– ¿Disfrutaría visitando una granja ganadera actual? Sí.
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