Estos días de Navidad hemos podido conocer la noticia de que el último minuto del 2008 tendrá 61 segundos. Este alargamiento del tiempo a través de segundos intercalares se produce para corregir una pequeña anomalía entre los relojes atómicos y el tiempo astronómico. Lo más sorprendente de todo es que la Unión Internacional de Telecomunicaciones ha pedido abolir esos segundos y cambiarlos por una hora fantasma cada 600 años.
Esa hora fantasma de ser cierto que se implantara tendría graves repercusiones, sobretodo para el Reino Unido, que perdería el estatus de hora internacional que le aporta el meridiano de Greenwich por el que se regulan todos los relojes con la hora universal. Esa zona se desplazaría hasta París durante cientos de años, antes de volver de nuevo a Greenwich.
Otro de los cambios que se producirían sería que, por primera ve,z la hora oficial (los segundos, los minutos y las horas) no estaría vinculada a la rotación de la Tierra sino a las oscilaciones de átomos de cesio, lo que produciría profundos cambios culturales.
El Tiempo Atómico Internacional define actualmente un segundo como el equivalente a 9.192,631.770 oscilaciones de un átomo de cesio. Desde 1972 se han estado añadiendo segundos, la última vez a finales de 2005 que se añadieron 23 segundos más. Esto produce mucha confusión y llega a perturbar seriamente el funcionamiento de algunos programas informáticos.
En definitiva, todo un añadido de tiempo, que hará que científicos y entendidos pasen horas, meses e incluso años discutiendo por unos segundos.
¿Y tú que piensas? ¿En qué te afectará a ti que el último y enigmático minuto del año tenga un segundo más?
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