El 29 de febrero es por muchas razones un día único, de supersticiones y curiosidades. Es por esto que se trata de un día que me encanta aunque sólo pueda disfrutarlo una vez cada cuatro años. Muchas cosas se han escrito sobre este día y hoy yo me subo al carro. Para ponernos un poco en situación empezaremos por el principio ¿por qué existen los años bisiestos? La razón es muy sencilla. Un año tiene exactamente 365 días, 5 horas, 48 minutos y 56 segundos, lo que vendría a ser unos 365,25 días (es decir, un cuarto de día más). Por esta razón cada cuatro años (el bisiesto) se suman un total de 24 horas, lo que suma un día más para no descompensarlo.
Las supersticiones dicen que se trata de un día de mala suerte, similar a los “martes, 13”, aunque para los más positivos es un día especial en el cual los hechos importantes o catástrofes ocurridas no tendrán repercusión en el futuro.
Según se mire, las personas nacidas un 29 de febrero pueden tener buena o mala suerte. Sólo celebrarán su cumpleaños cada cuatro años, pero esto no las librará de conservar su juventud intacta durante los años no bisiestos. Si eres de los que naciste ese día, dependiendo de la hora celebrarás tu cumpleaños un día u otro. Los nacidos antes del mediodía, el 28 de febrero, mientras que los nacidos después, el 01 de marzo. Durante el franquismo, Franco impuso que todos los nacidos este día llevarían registrado en su DNI el 01 de marzo, anulando lo que he comentado anteriormente. Aquí tengo que hacer un inciso, y si eres de los afortunados que nacieron en ese día, lo dijera Franco o no, celebra tu cumpleaños el día que te de la gana, que algún privilegio tiene que tener, o mejor, celébralo los dos días y eso que te llevas.
El 29 de febrero es también el “Día Mundial de las Enfermedades Raras”, esas enfermedades tan raras y poco comunes como el día. No podía ser de otra manera, ¿verdad?
Y en muchos países hoy se celebra también “El Día de los Solteros”, algo así como un día en el que la proposición de matrimonio puede ser a la inversa. La tradición se basa en que si un hombre recibe una proposición de matrimonio por parte de una mujer y es rechazada será penalizado con una multa y además deberá comprarle a la mujer doce pares de guantes, uno para cada mes que deberá vestir para ocultar la vergüenza de no tener anillo de compromiso. En Grecia por otra parte se considera de mala suerte casarse un año bisiesto y mucho peor, casarse el 29 de febrero.
Supersticiones o no, yo os animo a que lo celebréis de una forma original y divertida porque es un día único que no se volverá a repetir hasta dentro de cuatro años. Y si ya os he pillado trabajando, la mañana no la podréis recuperar, pero la tarde es posible que sí. Tal día como hoy apareció en El País un artículo en el que justificaba por qué las empresas deberían dar hoy el día libre a sus empleados:
“Imagínense que para ajustar el horario sin necesidad de recurrir a los años bisiestos se le añaden diez minutos a cada día. Diez minutos que se dedicarían principalmente al tiempo libre y que pocos emplearían para trabajar ya que no recibirían ningún dinero extra por ellos.
Pues esto es lo que ocurre cuando trabajamos los 29 de febrero, que acumulamos todos estos diez minutos extra en una única jornada. Por ello, quien tenga un contrato con sueldo anual recibirá el mismo sueldo trabaje o no este día. Pero entonces, a quién pertenece este día. ¿Al empleador o al empleado?”
Feliz 29 de febrero, el día extra!!!